miércoles, 18 de agosto de 2010

Elegancia imperial

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Viaja en el tiempo hasta un periodo de opulencia sin igual en la historia. Una época de esplendor rivalizada únicamente por Versalles. Una rica y brillante cultura que resonaba con pompa y boato en un cuento de hadas de la vida real.

Imagina una orquesta tocando el último vals de Peter Ilyich Tchaikovsky en un salón de baile iluminado por las llamas de miles de velas. Pero la luz más brillante es Barbie Fabergé Elegancia Imperial, resplandeciente con un traje de baile que evoca el vibrante color y el excelente diseño de Peter Carl Fabergé. Un rico satén azul zafiro cubre su corpiño y mangas, extendiéndose hasta su espectacular sobrefalda. El vestido está bordado con hilo de color oro, plata y carmesí. Incrustados en el diseño se encuentran 184 cristales de Swarovski, 95 cuentas doradas y 23 perlas falsas cosidas en el enrejado de hilo inspirado en los huevos imperiales de Fabergé. Su lujosa sobrefalda se sujeta a ambos lados con sendos lazos de hilo dorado dejando a la vista una enagua en lamé dorado.

Está tan mimetizada con la extravagancia propia de esa época que Barbie complementa su vestido con una gran multitud de joyas. Su deslumbrante collar contiene cinco cristales de Swarovski y es abundante en imitaciones de perlas, rubíes y toques dorados. Los pendientes con apliques dorados y de cristal captan la luz procedente de las velas cuando nuestra protagonista empieza a bailar.

Para completar su regia entrada, Barbie luce una magnífica tiara bañada en oro de 22 kilates y resaltada por 15 cristales de Swarovski. De su cabello rubio, recogido en un moño, emana una cascada de tirabuzones.

En su mano, Barbie porta un extraordinariamente detallado huevo-joya de Fabergé a modo de bolso de mano, decorado con filigranas bañadas en oro de 22 kilates con 5 cristales de Swarovski sobre esmalte azul. Fiel a la herencia y tradición Fabergé, un multifacético cristal de Swarovski con forma de corazón se oculta en el interior de dicho bolso, como la sorpresa que espera ser descubierta.

SOBRE PETER CARL FABERGÉ

¿Qué tenía Fabergé que hace que la gente de todo el mundo se siga mostrando encantada, intrigada y fascinada después de casi un siglo?

Peter Carl Fabergé fue, desde luego, un genio creativo y un empresario de gran talento. Su arte, sin igual… Su genio, excepcional. Comparado con los artistas más grandes del mundo, produjo algunos de los más hermosos, innovadores y técnicamente magníficos artículos de joyería fina, así como objetos de arte que todo el mundo conoce. A principios del siglo XIX, en plena Rusia Imperial, Peter Carl Fabergé ya había transformado la modesta joyería de su padre en un taller de diseño altamente influyente y conocido a nivel internacional.

Muy pronto, la Casa Fabergé tenía en plantilla a más de 500 artesanos y contaba con sucursales en Moscú, Kiev y Londres. Bajo la dirección de Peter Carl, los estudios Fabergé alcanzaron la fama por sus objetos de arte únicos. Creados por artesanos que trabajaban por y para la calidad, sus diseños en oro, plata, esmalte y piedras preciosas resultaban ingeniosos, con frecuencia caprichosos, pero siempre exquisitamente hermosos.

Pero fue en 1882, al ganar la casa Fabergé la Medalla de Oro en la exhibición Pan-Russia, cuando el público ruso, la prensa y la Familia Imperial descubrieron sus trabajos. La relación histórica con la Familia Imperial dio comienzo cuando la esposa del Zar Alejandro II, Maria Feodorovna, adquirió una de las obras de Fabergé. En tan solo tres años, Fabergé fue nombrado joyero de la Corte Imperial y recibió el encargo de realizar su primer Huevo de Pascua Imperial.

Diseñado como regalo para la Emperatriz Maria Feodorovna, fue el primero de los cincuenta Huevos de Pascua Imperiales que Fabergé creó para la Familia Imperial. Estos exquisitos huevos de pascua eran regalos que se hacían entre los miembros de la Familia Imperial y también a los altos mandos que venían de visita, convirtiéndose en un símbolo de esplendor y de los ideales y tradiciones de Rusia.

Todos los huevos de pascua contenían sorpresas únicas que iban de lo caprichoso a lo sublime. Uno de ellos escondía una yema de huevo de oro en la que se había ocultado una gallina de oro que a su vez contenía una corona Imperial de diamantes sobre la que se había colocado un rubí con forma de huevo en miniatura. Allí donde sus competidores se veían limitados en cuanto al uso de esmaltes en un par de tonos pasteles, Fabergé desarrolló una paleta sin precedentes que constaba de 145 ricos y vibrantes colores de esmalte.

La clientela de Fabergé consistía en casi toda la realeza de Europa, millonarios y ávidos coleccionistas, además de la Familia Imperial de Rusia. Este maestro de la artesanía dejó un rico y artístico legado que ha sido venerado desde entonces. El estilo es inconfundible. La calidad, inigualable.

La carrera de Fabergé continuó hasta el deceso de la Corte Imperial, durante la revolución de 1917. A pesar de que Peter Carl Fabergé logró huir de la revolución, murió tres años más tarde en Suiza.


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Año: 1997
Código: 19816
Molde de cara: Mackie
Foto del prototipo:
elegance